El COVID-19 es con seguridad el suceso no bélico que ha alterado más las vidas y el estado emocional a la humanidad. Ya no cabe duda de que es necesaria dar prioridad a los problemas de salud mental, presentes y futuros, derivados de esta pandemia en los planes de prevención e intervención de agencias y gobiernos.
Mucha gente se pregunta qué consecuencias psicológicas va a tener esta crisis sanitaria, económica y social en el futuro, si vamos a conseguir crecer como seres humanos o, si por el contrario, vamos a presentar síntomas relacionados con el trauma. Dada la diversidad de condiciones sociales, económicas y sanitarias existentes en la población española no se puede garantizar la generalización de resultados, pero sí que me gustaría arrojar algo de luz sobre el tema.
Los datos que arroja la ciencia, basándose en estudios sobre eventos relacionados con el trauma son optimistas, y han demostrado que la mayoría de las personas expuestas a un evento traumático desarrollan cambios positivos en sus actitudes, comportamientos y valores; y factores como las valoraciones positivas, el apoyo social y el optimismo, son indicadores de cambios positivos. De crecimiento como seres humanos.
En cambio, si hilamos más fino y nos basamos en estudios de epidemias previas, la más cercana es la del SARS que azotó algunos países asiáticos a principios de siglo XXI. Basándome en datos objetivos, durante 2002 en Hong Kong, más del 40% de los supervivientes de SARS experimentaron estrés postraumático (PTS) después del brote inicial y estos síntomas permanecieron de 12 a 30 meses después del brote epidémico. Variables como el grado de exposición (por ejemplo, trabajar en un entorno de alto riesgo), estar aislado, y haber tenido amigos o familiares infectados, se asociaron con un aumento en la probabilidad de dos a tres veces superior de experimentar estos síntomas, en comparación con los individuos no expuestos.
Actualmente, muchas personas tienen pensamientos negativos sobre ellos mismos, otras personas o el mundo en general. La desesperanza acerca del futuro, dificultad para mantener relaciones cercanas, falta de interés en las actividades que antes les gustaban, dificultad para sentir emociones positivas, sentirse siempre alerta o en peligro, beber en exceso o realizar conductas temerarias, trastornos del sueño, irritabilidad o ataques de ira, son serios indicadores de mayor probabilidad para experimentar estrés post traumático en un futuro.
En cambio, los pensamientos positivos acerca de uno mismo y los demás, contar con apoyo social, y sobre todo la creencia positiva acerca del mundo (se considera La Creencia “primordial”) está directamente relacionada con el crecimiento post traumático. Por tanto, parece que creencias inquebrantables sobre el mundo no solo protegen contra los síntomas relacionados con el trauma sino que también promueven el crecimiento.
¿Cómo podemos vivir una vida sensata y fructífera en tiempos de crisis? Las terapias de tercera generación nos orientan a que lo más importante eres tú. Cómo eres tú. Nos atormentamos solos, estamos enredados en nuestro drama interior y perdemos perspectiva de lo realmente importante. Si cuando estás solo no te sientes bien contigo mismo, ¿cómo vas a abordar las dificultades que te trae el mundo?
Tienes que conocer la naturaleza de quién eres. Sólo siéntate un día en tu habitación, sin ruidos y sin interrupciones, y limítate a observar lo que hace tu mente. No hagas nada más. Con esto decide si te gusta o no tu compañía. Si con esto entras al mundo, ¿qué vas a crear? Sólo vas a crear lo que eres. No puedes hacer nada más de lo que eres. Lo que eres sucederá a tu alrededor. Antes de que salgas al mundo, ¿no es importante que al menos te equipes de manera en que tú no seas el problema?
Puedes hacer que esto te suceda. Tú no tienes que ser el problema en tu vida, otros problemas llegarán y los manejarás lo mejor posible, pero tú nunca deberías de ser el problema. Esto se puede lograr fácilmente, a través de ejercicios, invirtiendo 20-30 min al día y podrás traer esta posibilidad a tu vida. Sólo necesitarás cierta orientación porque hasta ahora, la vida ha estado sucediendo hacia fuera, y mirar hacia dentro requiere una cierta ayuda.
Obtener un tratamiento efectivo después de que se manifiesten los síntomas post traumáticos, puede ser esencial para reducir los síntomas y mejorar el funcionamiento. No tengas miedo de pedir ayuda, las terapias actuales basadas en la evidencia, son cortas en el tiempo y sus resultados son duraderos.
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